Cae (I)
Se derrama un reloj tras el cristal.
Ríe con su aguja de filo atroz
dejando un hueco de sabor vacío,
el espeso olor a herrumbre de olvido.
Perdido el viento, perdidas las alas,
ave rendida a las olas del mar,
allí quedó abrazada a la lluvia
fría y dura de los barcos sin rumbo.
Tímidas gotas colman su mirada.
Son las hojas amarillas del tiempo
quebradas de horizontes y de azules.
Caen lentas, lentas, escribiendo en aire,
danzan tristes la húmeda canción,
lánguidas, la memoria de su piel.
Se derrama un reloj tras el cristal
mezquino en tiempo y espléndido en dolor,
arrancando el último y bravo aliento
en un llanto de fuego sin calor.
Detrás, sombra, la vida sin acordes,
oscura, alargada, sin instantes,
presente huido en pasados sin destino,
el miedo entre las manos congeladas.
Frágil, se hunde en la grieta del vacío
y en vano se aferra al torpe abandono
de la ingenua conciencia adormecida.
Nada resiste, nada, salvo un sueño,
una noche colgada del recuerdo,
el alma en la roja nota de Satie.
Tu poesía tiene algo que aquieta mi alma, me contagia una serenidad de animo muy benefica.
tu capacidad para modelar la belleza a golpe de equilibrio es realmente pasmosa.
Eso es porque la recorres con buenos ojos, quizá hasta te pares en algún recodo, eso sólo tú lo sabes. Pero mi vanidad, que es un monstruo hambriento, se complace en tus huellas.
Gracias, mi estimado amigo, gracias por recorrer así esas líneas.
Estimado Juan,
Que preciosidad de poesía. Sus versos acarician el alma, al leerlos me he sentido como si estuviera en un columpio en el que me he balanceado al ritmo de tus palabras.
Gracias por tu regalo.
Un abrazo.
Montserrat
Gracias Monserrat, es un placer que te hayan gustado, que te hayan mecido en ese columpio… El regalo es recibirte por estas sendas.
Un abrazo
«Perdido el viento, perdidas las alas,
ave rendida a las olas del mar,
allí quedó abrazada a la lluvia
fría y dura de los barcos sin rumbo.»
Bellísimo Juan, cada estrofa es una ola que acaricia la orilla del mar, que viene y va, al ritmo de las notas de Satie… dulces, algo tristes, cómo la nostalgia,… cómo los sueños qué arrulla el mar.
“Nada resiste, nada, salvo un sueño,
una noche colgada del recuerdo,
el alma en la roja nota de Satie.”
Una nota colorida, un beso, un latido…
Gracias querido Juan, por la belleza
Un beso
Dicen que la nostalgia es el infierno de los sueños… «cómo los sueños qué arrulla el mar…», salvo que el mar no parece un infierno, no?
Una sonrisa, un latido… las cosas importantes del vivir, como una noche colgada en una nota de Satie. Sí, las cosas importantes.
Una sonrisa por llegarte a estas sendas… por llegarte.
Gracias, mi querida Nieves.