De un instante, de alguna tormenta
Desde la nada sin aviso caen
como lluvia de amnesia en la memoria
anegando las confusas huellas del retorno
con el constante río de sus voces
Las soledades aterran
desde los fríos brazos
donde nace la caridad del último horizonte
la cáscara vacía que relató Fedón
sin virtud o contrario
Sí
la ambición no es sino engaño
hasta para el sabio que murió
El instante es tormenta de siglos
para aquel que dibujó una cruz roja
y dejó al presente desenterrar su tesoro
mientras paseaba con estrellas
imaginando claridad al alba
Persiste la ingrata voluntad
quizá porque resiste el nudo entre las manos
o sólo porque el pasado ya es piedra
Y el aire se eleva y el agua se derrama
todo escapa
sin virtud o contrario…
como ocurrió al sabio que ya murió
Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.
Desde la nada se alimenta la memoria para que nunca dejen de brotar las lágrimas que acompañan siempre pasos sin horizontes o tan solo sin recuerdos…
Un instante, una tormenta de siglos…demasiado tiempo ¿no?
besos
«Es para llorar que buscamos nuestros ojos
Para sostener nuestras lágrimas allá arriba
En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas…»
Allá entre nubes, mi querida María Luisa, allá arriba donde mueren los sueños y esos recuerdos sólo son fantasmas…
Un beso
Estimado Juan,
Sutil, volátil, trocitos de tiempo que se disfruta en este texto maravilloso.
Me ha encantado.
Un enorme abrazo.
Montserrat
«…De nube en nube y de noche en noche
Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro
Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido…»
Tan volátil… como una nube, como la noche que se va, como el tiempo.
Un beso Montserrat, tus halagos me sonrojan… inmerecidos sin duda.
Ese beso
Bellos versos amigo
Y encontrarás en la memoria la luz de tus pasos más ciertos y harás camino de estrellas al caminar, abandona la piedra y el frío, no mires atrás…
Un beso
Pero la memoria también se enfría, se encierra en las piedras que ruedan hasta el mar, limando todas sus aristas… hasta ser arena. Y el frío sólo se calma con calor.
Julia de Burgos lo decía mucho mejor, infinitamente más hermoso:
«Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas…»
Un beso