Un tren ilustrado
Hay una estación de la esperanza
del verde tiempo clavado en la piedra
esperando
Hay un tren de vagones letrados
del rojo nombre recorriendo las sendas del alma
acariciando
Ahí, cautiva, me viaja la vida
rendida, dormida en un rincón de aire
Cuán lento se antoja el tránsito en esa vía
desde la curva del horizonte anochecido
Incierto el destino se imagina
deambulando junto al tiempo en el andén
Si de cerrada ventana viene el día
acierte el azar sus huellas
y en el pliegue de la página maestra
adivinen la ruta señalada
Ya se marcha la luna
y en la pequeña ventana ruega un suspiro
llorando
Pero en la vieja estación se sabe:
el verbo amanece siempre en la mañana
… soñando
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23 febrero, 2012 - Posted by Juan | De Texturas Inmediatas | alma, Amor, dolor, Esperanza, frío, Mañana, Noche, olvido, Pablo Neruda, Poema, Poemas, Poesía, Sueños, tristeza
21 comentarios »
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Un «beRso»
Sé que algún día se alzarán de nuevo las yemas recién nacidas de mi rojo corazón, entonces, quizás, oirás mi voz enceguecedora como el canto de las sirenas; te darás cuenta de la soledad; juntarás mi arcilla, el lodo que te ofrecí, entonces tal vez sabrás cómo pesa el amor endurecido. Gioconda Belli
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“…Y me esperó tanto que todavía está ahí, con su mano levantada, saludándome. En ese tiempo, en ese lugar indefinible donde se guarda lo más profundo y, quizá, lo más inexplicable de la memoria…” Adriana bucea en esa memoria repleta de llaves que abren puertas a las zonas más ocultas, donde todo cabe, incluso el gran vacío. Amor y profunda, arraigada, tristeza, como casi siempre en la delicada y maestra pluma de Ana Mª Matute. Paraíso Inhabitado, un extraordinario paseo a las habitaciones donde se ordena la memoria de nuestra niñez. “El tiempo lo cura todo, pero también lo quema todo. Lo bueno y lo malo. Te arranca de la memoria cosas que quisieras tener ahí. El tiempo se lo lleva”
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soñando con ese sol que renueva cada mañana o la luna que nos sirve de guarida cada noche.. siempre hay un vagón en la vida disponible y trenes con diferentes destinos que nos provocan un despertar de sentimientos…
un beso juan.. el mío me gustó que viniera a parar aquí en un momento de mi vida…
Y siempre habrá una vieja estación donde reposar nuestras nostalgias en un tiempo de espera, o de transito… Y después, ese nuevo vagón, otro rincón de aire.
Un beso, mi estimado vendaval, hoy reposado, cual brisilla cálida por una vieja estación…
«Un tren detenido sobre el llano
En cada charco
duermen estrellas sordas
Y el agua tiembla
Cortinaje al viento…»
Será el frío que te congela el aliento, pero por más frío que haga nunca podrá congelar tu alma.
Será el frío, mi estimada amiga, o será que…
«Silban en los llanos
Locomotoras cubiertas de algas…»
Un beso
«El verbo amanece siempre en la mañana soñando» qué bellas palabras las de este increible y maravilloso poeta.
Un abrazo Juan
Pues nunca me habían dicho nada similar, pero debo reconocer que tus palabras han sido todo un atracón para mi vanidad… Sí…
«Entre el boscaje
Las rosas deshojadas
iluminan las calles»
Gracias por esos pétalos brillantes.
Un abrazo
Tu capacidad de estimular mi imaginación y mis más bellos recuerdos está intacta; amo los trenes y las estaciones solitarias, en largas esperas de resultados inciertos.
Pero, en días como el de ayer, estos hermoso versos cobran otro sentido más trágico y rememoramos el dolor de personas que, al amanecer, solo deseaban llegar a un destino determinado y continuar sus vidas.
También en España tuvimos unos trenes que durmieron para siempre al amanecer, por eso comprendo el dolor de tu maravilloso país por el accidente en la estación de Buenos Aires.
Un abrazo en la distancia, querido Juan.
Mi querido José, sólo ha sido una coincidencia, nada sabía de ese trágico accidente cuando recuperaba estos versos de mis cuadernos. Ahora, leyéndolos tras esa noticia, me provocan un cierto desaliento, una extraña sensación.
«Una gotera viva
Desangra las estrellas
De cuando en cuando
Las horas maduras
Caen sobre la vida»
En todos los lugares hay trenes que durmieron.
Y no, no soy de esas extraordinarias tierras, soy de esta peninsula que tú mismo pisas, aunque yo no la pise demasiado.
Un abrazo, mi estimado José.
Un poema precioso, Juan, liviano como el alma, escurridizo como la imagen de un tren que se aleja.
Un saludo,
Unas palabras preciosas, mi estimada Anne… como la imagen de un tren que se aleja…
«En el boscaje oblicuo
Se quedó mi canción
Ultima lluvia
La luna y el pañuelo
Se secaban al sol»
Mil gracias por tus deliciosas huellas…
Un beso
Juan, no había asociado tu poesía al accidente de ayer pero si me dio, como te he comentado, la sensación de algo que se escurre, en este caso, la vida, la salud. Lo siento de veras.
Ni yo. Nada sabía de esa noticia, ando algo (¿o un mucho?) desconectado del mundo en estos tiempos. Nada tienes que lamentar, pues, salvo lo que todos, que en un suspiro tantos sueños se durmieron. Que vuelen libres ahora camino de soleadas estaciones.
Esos trenes,
los de mil destinos,
los palpados por mil manos,
los clandestinos, trenes de tu patria,
allá, debajo, asomada y tersa
se despunta la cruz
/del sur.
Así de nuevo y con la postuma
/alborada
pasa roncando en los durmientes,
ese tren, austral,
que busca tu llanto y tu fragancia.
Hace de la nostalgia, su próxima parada.
Pero en esta estación quedan muchas miradas…
«Los ojos guardan algo
Que palpita en la voz
Sobre la lejanía
Un reloj se vacía»
Un placer recibirte en estas sendas, albergar las huellas de tus palabras.
Gracias, mi estimado.
Pero en la vieja estación se sabe:
el verbo amanece siempre en la mañana
… soñando
¡Bellísimo poema! caricias para el alma cuando el cuerpo duerme.
Un abrazo querido Juan.
Montserrat
Cuando el cuerpo duerme… aunque tú no duermes demasiado vistas tus horas. Ten cuidado con madrugar tanto, ya decía un poeta aquello de:
«La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma…»
Gracias por tus halagos, mi querida Montserrat.
Sé que no es el lugar, pero vaya selección muchacho 😀 me refiero a lo de Sirenia claro, cuando me hablabas de melodías no esperaba una portada y todo, me siento ahora como un Grimaldi ojeando el «Hello».
Gracias hombre, esta vez hasta he sentido algo parecido a la emoción.
Ahora sólo falta que consiga que te emocione algún que otro verso y te sientas como un Chaplin leyendo las rimas de Bécquer… todo puede andarse, hasta yo puedo retomar mis sendas ciclistas.
Algo parecido a la emoción… si hasta habrá alguna florecilla por ahí adentro.
Un abrazo… gracias a ti.
Claro que las hay, pero supongo que aflorarán por otras causas, como el año pasado viendo por fin a Andy echándole bemoles en el Tour, o una buena canción, no sé, al menos da por seguro que se intenta.
😀
Mil gracias por pasear tu sonrisa por estas sendas.
Un beso