Fiódor Dostoyevski
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski (1821 – 1881), otro grande de la literatura, otro grande del existencialismo… libertad y responsabilidad.
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19 abril, 2012 - Posted by Juan | Palabras con luz | Citas, Dostoyevski, frases, Literatura
18 comentarios »
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Un «beRso»
Sé que algún día se alzarán de nuevo las yemas recién nacidas de mi rojo corazón, entonces, quizás, oirás mi voz enceguecedora como el canto de las sirenas; te darás cuenta de la soledad; juntarás mi arcilla, el lodo que te ofrecí, entonces tal vez sabrás cómo pesa el amor endurecido. Gioconda Belli
De los días
«El orden es»
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De mí
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Texturas Inmediatas
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Madrid
De acordes y palabras…
Esa palabra…
De otras sendas
El rincón de la mecedora
“…Y me esperó tanto que todavía está ahí, con su mano levantada, saludándome. En ese tiempo, en ese lugar indefinible donde se guarda lo más profundo y, quizá, lo más inexplicable de la memoria…” Adriana bucea en esa memoria repleta de llaves que abren puertas a las zonas más ocultas, donde todo cabe, incluso el gran vacío. Amor y profunda, arraigada, tristeza, como casi siempre en la delicada y maestra pluma de Ana Mª Matute. Paraíso Inhabitado, un extraordinario paseo a las habitaciones donde se ordena la memoria de nuestra niñez. “El tiempo lo cura todo, pero también lo quema todo. Lo bueno y lo malo. Te arranca de la memoria cosas que quisieras tener ahí. El tiempo se lo lleva”
El mundo, amplio, increíble…
Huellas
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Poesía Extraordinaria
Sendas extraordinarias
El juego de los abalorios
El arte de amar
Los niños tontos
El amor en los tiempos del cólera
La náusea
Memorias de Adriano
Señora de rojo sobre fondo gris
La tregua
La soledad de los números primos
Las ciudades invisibles
Fuegos
El elogio de las sombras
El viento de la luna
1984
Cien años de soledad
-
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España
Esta la conocía, de hecho creo que es una de esas frases que en cualquier recopilación entraría, claro, como todas a cada quien le sugiere algo distinto, a mi me sugieren esos momentos que desearías que no terminaran nunca, pero ojo, quien no te dice que no se refería a cuando estaba con la suegra.
Saludos jefe.
La paradoja del tiempo: cuanto más corto es el instante, más eterna se torna su existencia. Debe ser que se compactan para poder hundir sus raices en la memoria, debe ser que se clava allí desde los sentidos.
Y si la suegra es pequeñita y no muy latosa… igual también tiene cabida en esas estancias de la memoria.
A un día de cambio de bandera. Vuelvo al sol, a caminar otras huellas, otros instantes.
Un abrazo, jefe.
No sé dónde vas, pero cerca mio no, porque sol, lo que se dice sol….
Buen viaje jefe.
Alguna bandera encontraré, siempre hay un camino para seguir… y sobre los árboles inversos siempre brilla el sol.
Eres extraordinario, Juan; has elegido una de las frases de mi vida, simplemente me emociona la sencillez con la que este autor nos eleva el alma hacia pensamientos de trascendencia y, sobre todo, nos lleva hacia un estado anímico muy especial, de esos que nos erizan el cabello.
Hermoso, como siempre, querido amigo; hoy quiero aprovechar para decirte que entro en tu blog con la misma confianza que si entrara en mi propia casa.
Cosa de los existencialistas, romper las barreras del hombre para que salte a buscar su esencia… libertad, responsabilidad, amor, eternidad… tanta vida a sus pies. Aunque yo prefiero a Octavio Paz.
«El mar combate allá lejos con espadas y plumas»
Mi casa no tendría luz alguna sin vosotros, sería sólo un pequeño cuartito empapelado de rocortes de libros. Vosotros tomáis esos recortes y llenáis ese cuartito de tesoros. Y tú fuiste el primero en abrir la puerta de esta estacia y de acercarte cada día para dejar un algo tuyo, Ya ves, todo esto está decorado con tus cosas.
Un abrazo, José.
Estoy de acuerdo. Son momentos en los que desearías que el reloj del mundo pudiera pararse. La otra eternidad…puede esperar.
En algunos lugares de África dicen que nosotros tenemos los relojes, pero que ellos poseen el tiempo. Estaría bien un trueque, algunos relojes por instantes de eternidad, por dejar atrás días iguales persiguiéndose.
Un beso
Ese eterno tiempo detenido es lo que añoramos…
Un abrazo.
Es lo que añoramos, cada día, cada noche, a cada instante, a donde querrían ir nuestros pasos… a donde casi no sabemos ir.
«Abre simas en todo lo creado,
abre el tiempo la entraña de lo vivo,
y en la hondura del pulso fugitivo
se precipita el hombre desangrado»
(OP)
Un abrazo
Fantástico!!!
Después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdos»
«El secreto de la existencia humana no sólo está en vivir, sino también en saber para qué se vive
desde luego siempre predicó mucho el sentido del vivir con alegría y el ser consciente de los sentimientos para poder tener la certeza de que la vida es presente y el saborearla es el mayor de los placeres..
«Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin; todo lo demás son insignificancias»
Quizá esté aquí el secreto de vivir, quizá nuestros planes deban ser construir un sendero de huellas que lleve a ese fin. Tal vez, al final de esa senda, encontremos un increíble jardincito de fresas.
«Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama»
Quizá…
Un beso
pero sobre todo lo que has dicho me quedo con «construir» 😉
Bien, es una palabra que me gusta, aunque no siempre salga bien. Entre los ladrillos del propio conocimiento dejamos el sudor del empeño, la ilusión de una obra apenas inimaginable, inefable hasta concebir sus contornos y sus aristas más feroces… y también las suavidades de los sueños que las habitan… Para bien, para mal, nuestra obra, nosotros… la eternidad de nuestros latidos.
0_0 me dejas perpleja siempre juan…
Como tú a mi, tan especiales somos… tan especial cada uno de nosotros que perder un átomo es enterrar una parte inconcebible del ser humano. Tanto perdido.
«¡Vértigo del minuto consumado!
En el abismo de mi ser nativo,
en mi nada primera, me desvivo:
yo mismo frente a mí, ya devorado»
(OP)
Cada vez que una existencia se apaga se enciende una eternidad, porque el tiempo no existe, no es más que una palabra que nos permite medir con angustia la vida que nunca quisiéramos perder.