Sendas en el margen
Caído el tiempo caído el silencio
de distancias metálicas trazas
aprietan la mirada
jaula de sueños
lecho de versos
Sobre las líneas hormigueantes
luz con sabor de ayer
con olor a danza
Despierta la antigua tejedora
en su tela de ilusiones
Sube lenta
se asoma al abismo
vierte su seda
En los blancos márgenes quedan
los caminos de húmedo brillo
recientes cenizas de derrota
fanales de alba hambrienta
y de la invisible palabra
en el cóncavo espacio
su vertical sentido
¿Adónde vas caído?
vengo del ayer vencido
voy a la mañana grande
con el rojo de un latido
por sendas en el margen
Sueños
Como redondas piedras pulidas,
de llantos esmaltados en grises,
pierden por tropiezos del tiempo
aristas, sus formas, el rostro.
Los seduce la corriente,
constante,
indiferente a lamentos.
En su materia esconden las palabras perdidas,
encerradas, desposeídas del eco,
son destino de arena oscura
en los mares del olvido.
Quizá sea la luna ese mar lleno de sueños
arrastrados por los vientos de la noche.
A veces llora, y uno se escapa,
sólo línea brillante, efímera,
perdida en el oscuro palio.
Clama el futuro en su filo
intenso y sediento,
grita con voz dulce
urgente y preciso.
Ningún horizonte lo alienta
arde, se consume.
Pero en una playa descansa el gran Adriano,
y no se perdió la isla del bravo Aquiles
ni las cuentas derramadas de las manos del sabio
en el país que ya no existe.
Noche, incéndiame,
llévame al mar,
duérmeme en sus brazos,
junto a Adriano,
donde al menos, el recuerdo vive.
Ahora nadie canta
El planeta vacío que dormía en la copa
está en mi garganta
Pequeño ruiseñor
por qué murió
He buscado en tu cuerpo la canción
Alguien lleva un tesoro entre las manos
Es Un Astro Apagado
Vicente Huidobro
Una palabra, un verbo
“Sólo había una palabra inmensa y sin revés
Palabra como un sol
Un día se rompió en fragmentos diminutos
Son las palabras del lenguaje que hablamos
Fragmentos que nunca se unirán
Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado”
De Fábula
Octavio Paz
Los primeros días
Todo lo que imaginaste,
todo lo que no dijiste,
quiero que me escribas hoy,
déjame saber de ti.
Hazlo con vapor de luna,
usa tinta de rocío,
puedes escribir,
déjame saber,
cómo está la nueva lluvia,
cómo está la luna nueva,
cómo dar la vuelta al cielo
con asombro en la mirada,
cómo un barco a media banda,
cómo un árbol ingeniero,
cómo las ardillas verdes
nos protegen de los miedos.
Las palabras sin idioma
son las letras invisibles,
déjame sentirte aquí,
déjame saber de ti.
Usa el poder del viento,
usa del aire el camino,
da un reflejo al mar,
déjame saber,
cómo son los peces duende,
cómo son los lobos luna,
cómo los pingüinos dicen
no saber camino al norte,
cómo siembran las estrellas,
cómo un bosque luminoso
cuando en los primeros días
las primeras noches aún dormían…
Nacho Goberna, de Un bosque de té verde