El mar y la tierra
Escritura serena en fluidos caracteres de tinta dorada sobre papel azul. El papel, enrollado, está dentro de una cajita de madera colmada de sal y arena.
Tesoros en la arena
La arena empapada, anhelando ahogarse
El rumor del mar sobre la arena, lento, continuo, infinito, eterno, danza incesante.
Una cinta blanca en letras doradas rematada por un brillante lazo. Memoria de una vez.
Una toalla, allí.
Miel, dulzura, terrible dulzura.
Cincuenta palabras…
La sinrazón de la razón
Su razón la retenía, nada la movía, aunque no vivía. Llegó sin avisar, latido grande, redondo, sol inmenso reventando el pecho. Le buscó en lugares de antes… nada encontró.
Un día recibió una cajita, exacta, pobre, pequeña. Dentro, un ramillete de recuerdos… y los grises sueños rotos… donde él murió.
Autoinvitación a El Reto de Marga… aunque reconozco que yo necesitaría alguna más.
Renoir
“Si se pudiese explicar un cuadro, no sería una obra de arte. Debe ser indescriptible e inimitable. Debe cautivar al observador, envolverle y arrastrarle… se debe pintar como un niño, se debe intentar hasta conseguir lo que se busca, sin reglas ni métodos.”
Si los colores y los trazos son lo que las sugerentes palabras a los versos, Renoir es el poeta de ese noble arte llamado pintura. Composiciones armoniosas, brillantes y resplandecientes, íntimas, casi líricas para el contemplador, son el extraordinario legado del artista.
Escapando de los esquemas que le circundaban, se interesó más por la figura humana que sus contemporáneos. Especial capítulo es el de la mujer, la textura de su piel, su color. Renoir tiene la extraordinaria capacidad de representar la feminidad, el lírico encanto de la mujer.
La luz, la sombra… todo es plástica, todo es textura y color, todo es goce para los sentidos en Renoir.
Pierre Auguste Renoir, Limognes 1841 – Cagnes 1920, uno de los grandes maestros del impresionismo y de la pintura universal.
Jean-Paul Sartre
Jean-Paul Sartre (1905 – 1980). Escritor y filósofo francés, uno de los grandes exponentes de la literatura y del existencialismo. En 1964 rechazó el galardón de Premio Nobel de Literatura.
Polvo de carbón
La niña de la carbonería tenía polvo negro en la frente, en las manos y dentro de la boca. Sacaba la lengua al trozo de espejo que colgó en el pestillo de la ventana, se miraba el paladar, y le parecía una capillita ahumada. La niña de la carbonería abría el grifo que siempre tintineaba, aunque estuviera cerrado, con una perlita tenue. El agua salía fuerte, como chascada en mil cristales contra la pila de piedra. La niña de la carbonería abría el grifo de agua los días que entraba el sol, para que el agua brillara, para que el agua se triplicase en la piedra y en el trocito de espejo. Una noche, la niña de la carbonería despertó porque oyó a la luna rozando la ventana. Saltó precipitadamente del colchón y fue a la pila donde a menudo se reflejaban las caras negras de los carboneros. Todo el cielo y toda la tierra estaban llenos, embadurnados del polvo negro que se filtra por debajo de las puertas, por los resquicios de las ventanas, mata a los pájaros y entra en las bocas tontas que se abren como capillitas ahumadas. La niña de la carbonería miró a la luna con gran envidia.
«Si yo pudiera meter las manos en la luna», pensó. «Si yo pudiera lavarme la cara con la luna, y los dientes y los ojos».
La niña abrió el grifo y, a medida que el agua subía, la luna bajaba, bajaba, hasta chapuzarse dentro. Entonces la niña la imitó. Estrechamente abrazada a la luna, la madrugada vio a la niña en el fondo de la tina.
Ana Mª Matute (Los niños tontos)
Fuegos (VI)
“ Bajo los tímidos farolillos que apenas iluminaban el jardín, sentados al borde del estanque, él improvisó estas palabras mirando a las estrellas sobre la tranquila superficie del agua:
Aun sin conocerlas,
esas diminutas luces me hacen llorar.
Cuando contemplo tus ojos
es mi corazón este lago lleno de brillos.
Y ella, mirándole, dijo:
Soy la gota de rocío,
temblorosa,
pero caminando por tu corazón
sé lo que la flor siente en la mañana.”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Federico García Lorca
Federico García Lorca… poeta, dramaturgo… escritor y pensador libre (1898 – 1936), increíble, extraordinario… e hispano