Fuegos (X)
«Dediquémonos ahora un poema de felicitación el uno al otro, dijo él:
El espejo de este lago
libre ya de hielo,
nos devuelve nuestras propias imágenes
gozosas y brillantes.
Y ella respondió:
Sobre la superficie inmaculada
de este lago de cristal,
se refleja la imagen
de diez mil años de felicidad futura.
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (IX)
“Nadie sabe aún dónde echará raíces esta plantita,
y ni el mismo rocío,
que pronto habrá de abandonarla,
tiene idea de adónde irá a parar.
Y dice una criada:
¿De modo que el rocío piensa desaparecer
antes de tener conocimiento
de dónde crecerá la planta
hasta hacerse mayor?”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (VIII)
“Deberías tener siempre antorchas en tu pabellón, un jardín a oscuras da miedo. E improvisó:
Las teas arden en mi corazón también,
despidiendo nubes de humo,
pero el humo de mi corazón
no se deshará en el aire mientras el mundo exista.
¿Por cuánto tiempo? Qué extraño poema, pensó ella, y respondió:
Si el humo de las teas y el de tu corazón
son iguales,
hay que pensar que uno y otro
hallarán su lugar en el vasto cielo»
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (VII)
“Acariciando la oscuridad, susurraba al silencio de la noche:
En esta noche sin luna
no podremos encontramos.
La añoranza me despierta,
mi pecho bate inflamado
y el fuego consume mi corazón.
Ella, atrapada por el mismo silencio, adivinaba su voz y soñaba:
Estoy tan sola.
Mi cuerpo es una hierba que flota
segada de raíz.
Si el agua me sedujera
la seguiría, lo sé”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (VI)
“ Bajo los tímidos farolillos que apenas iluminaban el jardín, sentados al borde del estanque, él improvisó estas palabras mirando a las estrellas sobre la tranquila superficie del agua:
Aun sin conocerlas,
esas diminutas luces me hacen llorar.
Cuando contemplo tus ojos
es mi corazón este lago lleno de brillos.
Y ella, mirándole, dijo:
Soy la gota de rocío,
temblorosa,
pero caminando por tu corazón
sé lo que la flor siente en la mañana.”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (V)
“Y en la penumbra tristemente susurraba al silencio:
Es la noche tan espesa
que no veo la luz de las estrellas
y mis versos
son silenciados por el rumor de los juncos.
Mientras ella, asomada a la ventana, pensaba:
La luna se ha escondido
y la sonrisa descansa,
hoy, al aire, sólo le hablan los juncos
pero no entiende sus sonidos”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (IV)
«Como el rocío se posa
sobre las frágiles alas de la cigarra,
oculta en su árbol,
mis lágrimas se pierden en la manga de seda»
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (III)
«Incapaz de dormir, escribió:
Las lágrimas hacen palidecer la luna,
incluso encima de las nubes de otoño.
¿Cómo no va a ser pálido su reflejo
entre los juncos del estanque?»
«Y fiel a la costumbre, se despidió con un poema:
La noche de otoño es demasiado breve
para contener todas mis lágrimas
por más que el grillo
cante hasta reventar»
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos (II)
“Y mando cantar dos veces este poema:
Aunque me siento perdido
entre brumas matinales que confunde la vista,
tropiezo con tu puerta
y no soy capaz de pasar de largo.
Ella mandó a la sirvienta, que recitó este mensaje:
¿Tan difícil resulta cruzar una puerta entrevista entre brumas?
Entonces, ¿por qué no entras?
No hay obstáculos en tu camino,
y la puerta ofrece poca resistencia.”
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu
Fuegos
“Y ella dijo:
Observa las linternas que recuerdan
a las de los pescadores de Akashi.
¿será que mis penas
me han seguido hasta aquí?
Y él dijo:
Sólo porque ignoras la firmeza
de la llama que arde en mi corazón
te parece tan inseguro
el resplandor incierto de esos fuegos …»
De la Historia de Genji
Murasaki Shikibu