Sendas en el Margen

Un lugar de palabras…

Rabia, una de refranes

“Muerto el perro se acabó la rabia”

Así reza ese ajustado traje de certeza en la textura más inmediata de la realidad. Pero ocurre a veces que esa textura tienen el relieve de una curiosa mezcla que torna aún más pobres sus míseras recompensas, una mezcla que viene a dar al traste con la realidad ingenua que nos propone tal certeza.

Y es que en esas veces, aquél que debe dar muerte al inocente perro resulta falto de decisión, y ante tal circunstancia nunca mata al perro.

Y ocurre en esas veces, que ante la imposibilidad de matar al perro aquél huye a esconderse, y el perro sigue esperando su muerte.

Y ocurre en esas veces que en esa huida para nada se tiene en consideración al perro, sólo el supremo deseo de supervivencia de aquél que huye, de que nada cambie en su existir. Y el perro queda en mala situación.

Porque ocurre en esas veces que al perro queda legada la ingrata y penosa responsabilidad de morderse hasta morir para que la realidad se ajuste a la certeza. Y el perro, terriblemente jodido, muere.

Pero así, la realidad se ajusta a alguna de nuestras certezas y el vivir es más afable, más reglado, previsible y sin sorpresas. Y todos tan felices… todos salvo el perro, claro, quien seguro hubiese elegido salir de las normas de la certeza. Pero eso sería manierismo, nada que ver con las posibilidades de un simple, pobre y callejero perro.

27 noviembre, 2011 Posted by | De Texturas Inmediatas | , , , , , , , | 2 comentarios